Cleber LOPES, OMI

Recientemente, la Parroquia Cristo Redentor, una misión oblata en la vibrante ciudad de Recife, capital del estado de Pernambuco en Brasil, festejó la fiesta de la Inmaculada Concepción.

¡Cristo vive! ¡Y, en compañía de su Madre Inmaculada, contagia alegría juvenil!

El año 2023 quedará marcado por la decisión de enfocarse en la misión con los jóvenes. Se realizó una misión popular para todos los grupos de jóvenes con el propósito de motivar y atraer a otros jóvenes hacia la Iglesia. Durante el mes de julio, se llevó a cabo el Encuentro de Jóvenes con Cristo, ampliamente conocido como EJC, con el tema: «Encontré una razón para no rendirme».

Sesenta participantes vivieron un fin de semana extraordinario, siendo atendidos por otros 150 jóvenes asistentes a esta misión, donde la juventud se dedicó a evangelizar a sus pares. Se pusieron todos los esfuerzos para que los participantes experimentaran un encuentro personal con Jesucristo.

El evento fue meticulosamente organizado para que los participantes pudieran sumergirse en el amor misericordioso de Jesús Salvador y apreciar el legado dejado por nuestro padre fundador, San Eugenio de Mazenod. Esta iniciativa fue inspirada por los últimos Capítulos Generales, que establecen la misión con los jóvenes como una prioridad.

El resultado fue una destacada presencia de la juventud de la parroquia tanto en la misa nocturna de la fiesta como al día siguiente en la procesión patronal.

En Recife, el 8 de diciembre es un día festivo, y la tradición dicta la celebración de una gran procesión hasta la colina que lleva el nombre de la Virgen Inmaculada, conocida como “Morro da Conceição”. Desde la cima de esta colina, la Virgen bendice la ciudad de Recife. Una vez más, los jóvenes participaron activamente en esta devoción, peregrinando en distintos momentos para rendir homenaje a la patrona de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada.

En la mañana del 8 de diciembre, se reunieron con los Misioneros Oblatos que residen en la pequeña comunidad de San Eugenio, para rendir un caluroso saludo a aquella joven valiente que, con su “SÍ” inmaculado, trajo al Salvador a la humanidad.

Sigamos enfocados en Jesús, viviendo el carisma oblato en esta tierra y eligiendo la misión con y para los jóvenes. ¡Que Cristo viva y nos guíe con su eterna juventud!